sábado, 22 de junio de 2013

Arroz negro

Es imposible que este arroz, taaaan fácil, salga malo. Es súper agradecido, ya lo veréis!


Ingredientes:
100 g de arroz/persona
1 sepia
Gambas
Tinta (1 par de sobrecitos pequeños)
Tomate triturado o frito (unas cuatro cucharadas)
2 ajos
1 cebolleta
Caldo de pescado (un litro aprox.)
1 copita de vino blanco
Aceite
Sal






Preparación:

- Cortamos las gambas a trocitos y resevamos. Dejamos un par de ellas sin pelar, en entero.

- Limpiamos una sepia, la cortamos en cuadrados y la rehogamos en la paellera, y reservamos. Freímos las gambas enteras y reservamos. Vamos calentado el caldo en un cazo.





- Incorporamos la cebolleta y el ajo triturados en la paellera y rehogamos hasta que quede doradito.










- Añadimos el tomate.




 - Medimos el arroz calculando cien gramos por persona y lo ponemos también a rehogar.





 - Mojamos con vino blanco y dejamos que evapore el alcohol

- Añadimos la sepia y el caldo de pescado caliente.





  



- Agregamos la tinta, los trocitos de gamba, mezclamos, rectificamos de sal y dejamos hervir hasta que se reduzca el caldo y el arroz quede con la textura deseada. Es preferible que quede un pelín de caldo cuando paremos la cocción.





- Cuando esté, retiramos del fuego y dejamos reposar 5 minutos tapado con un trapo.

 



- Podemos servirlo con las gambas en entero y un poco de all-i-oli.


A disfrutar!!


miércoles, 12 de junio de 2013

Tarta de cumpleaños de fresas, nata y chocolate

Aquí veréis una receta muy muy fácil para una tarta de cumpleaños o cualquier otra celebración.
Es una tarta de bizcocho con una capa de chocolate negro, otra de fresas con nata y está cubierta con más chocolate negro por encima, con nata por los lados y decorada con fresa.
Para ahorraros trabajo podéis comprar como hice yo placas de bizcocho ya hechas. Así os ahorráis hacer el bizcocho y cortarlo en tres partes iguales. Tampoco es que sea muy difícil pero comprándolo te ahorras tiempo y esfuerzo, y la verdad es que no se nota que el bizcocho sea comprado, queda muy rico.

Os aseguro que el resultado es muy bueno, no se hace muy pesada y queda muy bonita.

Allá vamos!

Ingredientes:
Chocolate negro para postres (mínimo 70% cacao)
Nata para montar y nata para postres
2 cucharaditas de azúcar
Placas de bizcocho (normales o de chocolate)
Fresas
Sirope o mermelada de fresas
Para el almíbar del bizcocho borracho:
Una copa de ron o licor
Agua
Azúcar

Preparación:
Empezamos preparando el almíbar. Doble de azúcar que de agua y alcohol al gusto. Yo le suelo echar bastante cantidad porque me gusta que sepa fuerte. Lo ponéis en un cazo a reducir unos 10 minutos y reserváis para que se enfríe.

Montamos la nata. Necesitamos que tanto la nata como el recipiente estén bien fríos. La nata, con estar en la nevera un día antes es suficiente. El bol donde vayáis a montarla, metedlo en el congelador media hora antes.
Montáis la nata con las dos cucharaditas de azúcar (podéis echar más o menos depende de cuánto os guste el dulce).

Lavamos las fresas y las cortamos a trocitos. Reservamos en un bol. Si os gusta mucho el dulce, le podéis añadir un poco de azúcar para que haga como un almíbar en el bol. Yo no le echo porque me gusta el toque ácido de la fresa.

Preparamos el ganache. Ponemos en un cazo el chocolate con la nata para postres (más o menos a partes iguales, pero yo uso más chocolate que nata) y calentamos hasta que se derrita el chocolate. Reservamos. Vais a necesitar una buena cantidad. Yo os recomiendo comprar dos tabletas de chocolate negro para postres y que uséis lo que vayais necesitando.

Colocamos la primera placa de bizcocho sobre el plato en que vayamos a servir la tarta. Mojamos bien toda la placa con el almíbar ya frío, que quede bien empapado. Como la parte de abajo ya toca el plato, no se mojará en exceso y no se romperá.

Encima, colocamos el ganache y estendemos bien con una espátula. Es importante no utilizar simplemente chocolate fundido. Al meterlo en la nevera, se os endurecerá y se creará una capa crujiente de chocolate.

Cubrimos con otra capa de bizcocho (podéis también hacerla borracha con el almíbar o no). Mezclámos las fresas con la nata montada (dejamos un poco de nata montada para el final) y las ponemos encima del bizcocho.

Cubrimos con la última capa de bizcocho y napamos con el ganache. Decoramos con fresas, sirope o mermelada, nata montada, etc. Metemos la nata montada que nos ha quedado en una manga pastelera y cubrimos los lados de la tarta.

Metemos a la nevera una hora y dejamos fuera una media hora o 20 minutos antes de comerla.


Tiramisú

Para mí, éste es el mejor postre que existe en el mundo. Un buen tiramisú no tiene rival.
Ahora bien, debe estar bien hecho y, sobretodo, tener su gran signo distintivo: el bizcocho del fondo bien mojado en café. Si un tiramisú no tiene una base de café potente, no es un tiramisú.

La receta que os pondré ahora se podría hacer en una fuente grande y servir en platos, pero os recomiendo que, como yo, lo preparéis en copas individuales. Es mucho más fácil de controlar y darle estabilidad a la crema y queda mucho más bonito.

Vamos allá:

Ingredientes:
2 claras de huevo
4 yemas de huevo
400 gramos de mascarpone
80 gramos de azúcar
Café cargadito
Bizcocho (normal, de chocolate o mármol)
Cacao en polvo mínimo 70% cacao
Licor (de almendras, de avellana, de café o incluso ron)

Preparación:
Lo primero es preparar un café cargado, sin azúcar, y dejar enfriar.
Montamos las claras a punto de nieve y reservamos.
En otro bol batimos las yemas y el azúcar hasta que quede bien mezclado. Añadimos poco a poco el mascarpone mezclándolo con movimientos suaves y envolventes, sin batir.
Añadimos a la mezcla anterior las claras de la misma manera que el mascarpone, con mucho cuidado y sin batir.
Ponemos trocitos de bizcocho en el fondo de las copas y aplastamos un poco hasta crear una capa uniforme y gruesa.
Mezclamos el café con el chorrito de licor o ron y mojamos el bizcocho de las copas con la mezcla. Cuando el bizcocho esté bien empapado (es importante una buena cantidad, que quede bien mojado con el café) paramos.
Cubrimos el bizcocho con la crema hasta la mitad. Espolvoreamos cacao y volvemos a poner una capa de crema. Acabamos espolvoreando más cacao.
Metemos las copas en el frigorífico 3 horas, tapadas con papel film. Cuando las saquemos, podemos volver a poner un poco más de cacao en polvo y decorar con una fresa, con una figurita de chocolate, o lo que nos apetezca.

Y a disfrutar!

















martes, 11 de junio de 2013

Ser guay en tiempos de crisis. Ser emprendedor.

Mi compañero de fatigas ha decidido hacerse emprendedor. Hacerse emprendedor en los tiempos que corren viene a ser lo mismo que hacerse hippy en los sesenta o no lavarse el pelo, agujerearse la ropa y suicidarse antes de los 30 a principios de los noventa.
La diferencia es que los hippys y los grunge tenían claro que entraban a formar parte de un subgrupo social, que seguían una tendencia del momento, para diferenciarse del resto. Los emprendedores no creen escoger una alternativa entre varias, sino que están convencidos en que cogen la única alternativa aceptable en estos momentos. Y éso les acerca a una autovisión de superioridad moral que hace que no sean tan simpáticos como los emporrados o los suicidas.
La similitud entre movimientos viene dada por el hecho de que todos ellos creían que su tendencia sería inmortal. Y tal como acabó la moda de los pantalones de campana y las flores en el pelo, la burbuja que se han creado los emprendedores desde hace unos años, acabará explotando.

Los lectores más perspicaces ya se habrán dado cuenta de que mi actitud hacia los emprendedores no es especialmente positiva. Sois unos linces, pero ahora os voy a explicar por qué.

No es que tenga nada en contra del progreso. No soy una de esas personas que delante de cualquier cambio diga: "vamos a peor". Pero no me gusta que me disfracen el humo como el gran invento de la humanidad.

La primera cosa que me saca de quicio del movimiento emprendedor es el hecho de obviar siglos y siglos de historia de la humanidad. Pensar que unos cuantos pijitos de esade han descubierto cómo ganarse la vida y que, todo lo que llevaba haciendo el hombre hasta el momento, era otra cosa.

La segunda cosa que no soporto es esconder bajo buenos discursos la intención más antigua y inherentemente humana de todas: ganar dinero.
A ver, en serio, quien crea un negocio de gestión de ideas positivas online o de venta de productos nacionales a españoles expatriados no lo hace porque sea mejor persona que tú y que yo, o porque quiera sembrar la semilla de la innovación en el mundo. Lo hace para ganar dinero, igual que el carnicero del barrio o el administrativo de cualquier empresa.
Y no pasa nada, es lo más normal del mundo. Todo el mundo tiene que ganarse el pan de alguna manera, es muy lícito. Lo que no lo es, es negar que estás haciendo lo que haces para ganar un sueldo como cualquier hijo de vecino.

La tercera cosa a criticar es la capacidad que tienen para venderte necesidades inexistentes. Resulta que ahora nadie puede vivir sin un MBA, sin unas buenas sesiones de coaching y risoterapia de colores, o sin enviar pañales con dedicación personalizada a la amiga que acaba de parir.
¿En serio éso es avanzar como especie?

La cuarta cosa alarmante es que estamos creando generaciones de gente repelente. Hace un tiempo mi querido hermano me dijo que el futuro estaba en los niños que cuando les preguntabas qué querían ser de mayores, respondieran "aún no se ha inventado".
Sintiéndolo mucho por mi querido hermano, si me sale un hijo que me diga semejante frase le dejo un mes entero castigado.
A ver si nos entendemos, no necesitamos más gilipollas (con perdón) en el mundo, que ya tenemos de sobra. El niño que no diga que quiere ser médico, futbolista o astronauta, y diga que quiere hacer algo que aún no se ha inventado no es un niño normal ni será un adulto normal.
Por no hablar de que el ratio de sociópatas aumentará exponencialmente.

Al final, después de tanta bilis, tengo que decir que no estoy realmente preocupada. Como he dicho antes, creo sinceramente que ésto es una moda, una burbuja más que acabará explotando. Es como todos los negocios de internet del momento: facebook, twitter, etc. Si te paras a pensar cómo es que los directivos de estas empresas son ricos si no venden "nada", sólo por la idea, te das cuenta de que tarde o temprano, cuando la gente se harte de facebook y los anunciantes retiren la publicidad para irse a la nueva red social del momento, facebook qué tendrá? Humo.
Lo único que me molesta realmente del tema es que no hay día en que no oiga la palabra emprendedor, ya sea en las noticias, en las tertulias, en las conversaciones de bar (de lounge-bar, no de Casa Pepe), o en la boca de los grandes economistas del momento que se pasean por los diferentes medios de comunicación explicando lo mierdas que somos, lo mal que nos seguirá yendo o que la única solución está en ser emprendedor.
En serio, dejadlo ya. Porque al final lo único que vais a conseguir es explotar un negocio poco explorado en este país: la venta al por mayor de Kalashnikov. Igual sí que así salimos de la crisis...

P.D.: Todo ésto empezaba hablando de que mi compañero de fatigas ha decidido hacerse emprendedor. Tranquilos, lo hemos cogido a tiempo, y ya tengo preparadas unas cuantas sesiones de antídoto para la epidemia. No llegará a más, está todo controlado.



sábado, 8 de junio de 2013

Entrada culinaria III: dos comidas de diario

Ahora vienen dos recetas para el día a día. Una lasaña boloñesa y una ensalada de lentejas. Muy apetecibles ambas.


Lasaña boloñesa
















Ingredientes:
Placas de lasaña
Botifarra
Un filetito de pollo
Tomate triturado
Queso suave rallado
Bechamel (harina, leche, nuez moscada, aceite y sal)
1 zanahoria
Un trozo de calabacín
Salsa Perrins
Vino rancio
1/2 cebolla
1 diente de ajo
Azúcar
Sal
Albahaca picada


Preparación:
Ponemos en remojo las placas de lasaña siguiendo indicaciones de fabricante.
Pelamos la zanahoria y el calabacín y cortamos a daditos muy pequeños. Ponemos la zanahoria en una sartén con aceite y un toque de sal a sofreír. Cuando casi esté, añadimos el calabacín y rehogamos.
Reservamos las verduras en un plato. Cortamos la cebolla en juliana muy fina y pochamos hasta que esté caramelizada. Ponemos en la sartén nuevamente las verduras y el diente de ajo picado.
Quitamos la piel de la botifarra y desmenuzamos bien. Añadimos a la sartén y doramos. Añadimos el filete de pollo picado y rehogamos hasta que se haga.
Mojamos con el vino y dejamos reducir. Añadimos un chorrito pequeño de salsa perrins.
En otra sartén, ponemos el tomate triturado, con un chorrito de aceite, azúcar, sal y albahaca picada. Reducimos y lo añadimos a la sartén de la carne y verduras.
Preparamos una bechamel no muy líquida.
Ponemos papel de horno en una fuente y colocamos las placas de lasaña. Ponemos la carne encima y repetimos la operación acabando con una capa de placa de lasaña.















Cubrimos con tomate y bechamel y luego con el queso rallado. Gratinamos hasta que se dore un poco.



Ensalada de lentejas:


















Ingredientes:
Lentejas
Una zanahoria
Aceitunas rellenas de anchoa o sin hueso
Piña troceada (natural o de bote)
Atún al natural
Queso curado
Nueces troceadas
Aliño: Aceite de oliva virgen extra, salsa de soja y miel. O simplemente aceite si sois más clásicos.

Preparación:
Cocemos las lentejas y escurrimos y reservamos en una fuente.
Cortamos la zanahoria y las aceitunas a trocitos. Se lo añadimos a las lentejas junto con la piña, el atún bien desmenuzado y las nueces.
Cortamos daditos pequeños de queso y se lo añadimos.
Preparamos una vinagreta con la miel, el aceite y la soja.
Servimos fría.

Entrada culinaria II: cena de amigos

Cena de amigos, de noche de fútbol, para un cumpleaños infantil, etc. Para lo que haga falta. Básicamente es una pizza y un pastel gratinado.

Pizza "my way"


















Ingredientes:
Masa de pizza congelada del eisman o finísima de buitoni (o hecha por vosotros)
Tomate triturado
Calabacín
Piña a trocitos (de bote o fresca)
Jamón york
Mozzarella rallada
Champiñones
Orégano
Azúcar
Miel
Sal
Aceite
Albahaca (opcional)


Preparación:
Estendemos la masa bien fina y reservamos.
Ponemos el tomate triturado en una sartén junto con un chorro de aceite, una cucharada de azúcar y un poco de sal. Añadimos albahaca picada si queremos. Dejamos que haga "chup chup" hasta reducir el agua y corregimos de sal y azúcar.
Cortamos el calabacín pelado a rodajas y las freímos. Retiramos el exceso de aceite con papel de cocina y reservamos.
Sofreímos los champiñones laminados.
Ponemos el tomate sobre la base de pizza y añadimos orégano picado.
Colocamos la piña escurrida, el calabacín y los champiñones. Cubrimos con el queso rallado y, por último, colocamos los trozos de jamón york.
Echamos un poco de miel repartida por toda la pizza y metemos al horno (muy caliente) hasta que se dore y quede crujiente.


Pastel gratinado de jamón y queso
















Ingredientes:
Pan de molde
Leche
Huevos
Mezcla de 4 quesos rallados
Jamón york en lonchas gruesas
Queso en lonchas
Champiñones laminados
Tomate frito
Mantequilla o margarina
Harina
Aceite
Nuez moscada
Sal

Preparación:
Sofreímos en una sartén los champiñones, añadimos un poco de tomate frito y reservamos.
Preparamos una bechamel no muy espesa con el aceite, la harina y la leche. Añadimos sal y nuez moscada. Mezclamos la bechamel con el tomate frito para hacer una salsa aurora.
Engrasamos con mantequilla el molde de horno. Mezclamos los huevos con la leche y mojamos el pan de molde en la mezcla.
Colocamos una capa de pan, una de queso, una de jamón y una champiñones. Repetimos la operación. Cubrimos con la salsa aurora y el queso rallado. Gratinamos.

Entrada culinaria: cena a la luz de las velas

Queridos amigos y enemigos seguidores de este animado blog. He vuelto.

Quería subir varias recetas de las cuáles tengo fotos desde hace un tiempo, pero siempre me daba una pereza enorme. Para hacerlo un poco más entretenido, crearé varias entradas temáticas: cena romántica, cena de amigos y tres comidas del día a día.

Esta primera entrada será la de la cena romántica. Para empezar, aunque bien podría ser el postre, tenemos un cóctel muy bueno y refrescante. Después hay un primero llamativo y muy sabroso. Por último, un plato para los amantes de la cocina italiana: un fabuloso risotto que le saldría bien a cualquiera. Fácil y muy rico, ya lo veréis.

Allá vamos.


Cóctel de cava y papaia





















Ingredientes:
1 papaia
1/2 mango
2 naranjas
Cava

Preparación:
Exprimimos las naranjas y reservamos el zumo en un vaso de la batidora. Pelamos la papaia y el mango y cortamos en trozos. Añadimos al vaso de la batidora junto con el zumo y trituramos.
Pasamos la mezcla por un colador dos veces (si no queda muy espeso). Metémos en la nevera hasta que esté muy frío.
Servimos la mezcla de frutas hasta llenar la mitad de una copa de cava. La otra mitad la llenamos con el cava bien frío. Mezclamos con una cucharita y a disfrutar!



Barcas de calabacín gratinadas
















Ingredientes:
Un calabacín (2 personas)
Tomate frito
Gambas crudas sin pelar
Queso rallado para gratinar
Aceite

Preparación:
Pelamos las gambas y ponemos en una sartén las cabezas y las cáscaras con un buen chorro de aceite. Freímos aplastando bien las cabezas para extraer todo el jugo. Colamos y reservamos.
Pelamos el calabacín y lo abrimos por la mitad longitudinalmente. Vaciamos con un cuchillo la parte central dejando forma de barca. Ponemos las barcas a cocer hasta que estén tiernas pero sin que se lleguen a romper.
Sofreímos las gambas a trocitos junto con el calabacín que nos ha sobrado al hacer las barcas picado.
Colocamos las gambas y el calabacín en las barcas ya cocidas y escurridas y colocamos el queso por encima. Gratinamos hasta dorar.
Mezclamos el tomate frito caliente con el aceite de gambas.
Servimos poniendo tomate en el fondo del plato, encima la barca gratinada y encima un poco más de tomate.



Risotto de setas y calabacín















Antes de empezar con la receta, quería hacer un par de apuntes. El primer es sobre la elección de las setas. Yo prefiero utilizar setas deshidratadas, porque son más aromáticas que las frescas y más económicas. Pero se puede utilizar la seta que se quiera.
Segundo apunte y más importante. El risotto se define por dos claves: arroz suelto al dente y cremosidad. Parece mentira unir dos conceptos tan dispares, pero es la clave.
Respecto a la cremosidad, no se consigue con nata. De hecho, yo prácticamente no le echo nada, una pizca al final y a veces ni éso. La cremosidad se consigue gracias al almidón del arroz, de ir removiéndolo constantmente para que el grano deje salir el almidón y con éste consigamos la cremosidad.

Ingredientes:
Arroz
Setas variadas deshidratadas.
Parmesano rallado
1/2 calabacín
Vino blanco
Caldo suave de pollo
1/2 cebolla
2 alcachofas
Nata líquida
Perejil picado

Preparación:
Limpiamos bien las setas e hidratamos. Reservamos.
Picamos la cebolla muy fina o la trituramos. La sofreímos en una paellera. Añadimos el calabacín a trocitos y las setas y sofreímos hasta que estén bien hechas.
Calentamos en un cazo el caldo y mantenemos bien caliente todo el rato.
Añadimos el arroz a la paellera y sofreímos ligeramente. Añadimos el vino blanco (una copita) y dejamos reducir el alcohol.
















Vamos añadiendo muy poco a poco el caldo, cazo a cazo. Añadimos uno y vamos removiendo el arroz. Cuando veamos que se va consumiendo, añadimos otro cazo sin dejar de remover. Así hasta que probemos el arroz y esté en el punto justo.
















Si queremos, ahora es el momento de añador un chorrito pequeño de nata líquida y removemos bien.
Añadimos una buena cantidad de parmesano rallado (mejor si lo compramos entero y lo rallamos nosotros al momento) y mezclamos.
Servimos en el plato con un poco de perejil picado y unas alcachofas fritas.

jueves, 21 de febrero de 2013

Tener metas o tener una vida


Siempre he sido mujer de futuro. He vivido casi la totalidad de mi vida más preocupada por qué iba a hacer en los próximos años que en lo que me estaba pasando en ese momento. Más ilusionada por saber cómo acabará el libro que me estoy leyendo o la película que estoy viendo que de si me está gustando; por conocer a qué me conducirá la carrera que estoy estudiando y no por si estoy aprendiendo algo de provecho; o por cómo acabará la relación que ni siquiera he empezado.
 Y me gustaba. Y me hacía sentirme más feliz, porque soy la diosa de la planificación futura. No hay deseo o aspiración que se me resista. Ahora bien, gestionando el presente doy pena.

Soy desorganizada, perezosa, poco exaltada en la práctica y mucho de pensamiento, y excesivamente responsable. Y con una gran capacidad para pasar por la vida sin vivirla.
Y todo por las metas? Pues no. A ver, seamos serios, yo ya nací cansada, mi cerebro es caos puro y soy de género miedosmil. Pero lo de no aprovechar los momentos sí depende de mí claramente.
También lo llevo escrito en los genes, porque en mi casa todos somos así. Nos dan las llaves de un piso y ya pensamos qué cortinas vamos a ponerle al siguiente que nos compremos. Unos familiares nos anuncian su boda y pensamos en qué ropa vamos a llevar el día que firmen el divorcio. Somos así, lo primero es aceptarlo.

El problema es que no somos los únicos. Estamos en una sociedad que exalta la planificación futura y criminaliza hasta los límites de lo extremo a quien vive el día a día y no sabe ni qué va a cenar esa noche.
Y vale, vivir al día en la sociedad capitalista y consumista en la que estamos insertados igual no es la mejor solución a los problemas, pero una vez tengamos todos los ahorros de nuestra vida en un banco serio que los proteja [sic] y un buen plan de pensiones, podemos empezar a vivir un poco más en el presente.

A ver, que no hace falta que me lo digáis, que tengo el doctorado en vivir en el futuro, que ya sé que es más fácil y te evitas muchos malos rollos. Que pensar en la mierda de situación que estamos viviendo es duro, que enfrontar los problemas de ahora y no pensar en las soluciones que posiblemente nunca llegaran, pero que nos ilusionan mucho a todos, es desesperanzador. Y que qué leches, que pensar en cómo será tu vida siempre es divertido, porque como en el imaginario no entran factores como enfermedades, accidentes, despidos, malas noticias, etc. todo es de color de rosa. Y, sobretodo, sobretodo, “tener metas significa progresar”.
Ep, cuidado. No os dejéis engañar por la frase de cabecera de cualquier recién salido de ESADE. Tener metas no sirve de una mierda. Porque resulta que todas aquellas cosas que en la imaginación no juegan un papel protagonista, en la vida real golpean hasta al más pintado.
Ep, pero sirven para tener un rumbo y, llegado el momento, dirán, saber qué camino elegir. Pues no. Porque si llega ese momento, en ese momento podrás tomar la decisión exactamente igual que años a. Es más, tomarás seguramente una decisión bastante más acertada (si es que se puede hablar de decisiones acertadas de per se), porque conocerás todos los argumentos y circunstancias del momento.
Es más, y aquí viene cuando se desmorona la idea definitivamente: cuando llegue el famoso momento, serás una persona sustancialmente diferente a la que eres ahora y, por tanto, tus motivaciones también lo serán.

Y a ver, que ahora no quiero negaros el derecho a planificar viajes que queréis hacer o planes que queráis llevar a cabo. Sé que soy irresistiblemente influyente y que este blog es manual vital de multitud de almas desamparadas. Pero no, no quiero abusar de mi poder. Podéis seguir haciendo planes hasta el fin de vuestros días.
Pero yo intentaré dejar de hacerlo (tanto). Será una lucha interna importante y dura. Seguramente mi yo soñadora me dejará la cara hecha un cromo y ella no se lleve ni un rasguño. Puede ser, pero prefiero no adelantar acontecimientos, aunque empezar el reto con semejante paradoja tiene su punto.

Pues eso, que estoy convencida de que mis deseos más profundos para mi futura vida como persona adulta y brillante, tales como aprender a tocar la guitarra eléctrica y pasar mis noches interpretando solos de The Scorpions o Guns N’ Roses; o estudiar enfermería pediátrica y especializarme en criminología penitenciaria al mismo tiempo; o aprender italiano; o vivir temporadas a caballo entre EEUU y Argentina; o entre Italia y Países Nórdicos; o tener una Harley; o ser madre; o escribir un libro (o varios si consigo engañar a alguna editorial); o colaborar como tertuliana en algún programa de radio y/o televisión; o tener una columna en el periódico; o hacerme súper amiga de Pep Guardiola; u operar a corazón abierto a alguien en un restaurante con un tenedor y un chorro de vodka para desinfectar; o etcétera, etcétera, etcétera; no van a desaparecer de la noche al día, aunque no los piense a cada momento al irme a dormir.
Si me centro de una vez por todas en las aburridas asignaturas de este cuatrimestre, o en mi no aburrido sino genial compañero vital, o en empezar a trabajar ni que sea de barrendera, o etc. (porque me estoy pasando otra vez de planificar); vaya, en mi insulsa, con días intensos, vida, igual podré disfrutar plenamente de algo de lo que estoy haciendo. O no, porque aquí nadie ha prometido ser feliz en ningún momento.

Es como ir de viaje y no parar de hacer fotos. Muy bonitas quedarán en el ordenador, una resolución impresionante, pero el directo te lo has perdido con la excusa de enseñárselas a tus nietos. Y, con todo el cariño, para cuando tengas nietos, enseñar fotos de viajes a los demás estará ya penado por ley.

Así que si algún día me encuentro un rockero buenorro que me preste su guitarra (y me enseñe a tocarla), me lleve en su Harley, me consiga un puesto en su periódico, me compre un ático en Nueva York y me ayude a escribir un libro en italiano, entonces ese día, tranquilos chicos de ESADE, sabré decir que sí. O igual no, porque igual mi novio mundano me lleva a argentina a operar a un criminólogo pediátrico y le pido matrimonio al momento.

Conclusión: tener metas hace que tu vida sea más fácil pero menos real. Y que lo de tener sueños y metas te abre camino en el mundo, es basura de coaching. No hagáis caso. Ni a ellos, ni a mí.

P.D.: Los lectores más perspicaces y aburridos de la vida ya se habrán percatado de que todos mis sueños tienen un punto de egolatría y megalomanía en común. Y es que, bajo esta apariencia de chica humilde, se esconde una egocéntrica a la que no dejo de drogar con Prozac para que no salga mucho a la luz.

P.D.2.: Desde aquí todo mi agradecimiento a aquellos que habéis inspirado esta bonita entrada con sugerencias como el travestismo en el siglo VI A.C., o la unión de mercado entre EEUU y la UE. Sois mis musas, gracias y un besito.