Hoy es mi último día en tierras irlandesas, espero (más que nada porque si me tengo que estrellar con el avión, preferiría otro sitio un poco más cool para pasar mi eternidad).
Como no podía ser de otra forma, me tendré que despedir con una preciosa lluvia, un magnífico viento que movería montañas, y un cielo de un super fashion color gris que animaría a un comatoso.
También es bonito despedirse con el sonido de la supersónica lavadora de mi hermano. Cómo echaré de menos poner una lavadora a las 4 de la tarde, y tener que esperar al día siguiente para poder abrirla porque, con 8 horas no tiene suficiente.
Y también echaré muchísimo de menos tener que hacer horas de gimnasio para poder tirar de la cadena. Toda una experiencia.
Pero lo que más echaré de menos de vivir en este pisito, es la maravillosa sensación de tener un sueño que te mueres, y despertarte de manera "natural" (sin despertadores) a las 6 de la mañana con un radiante sol que entra por la no-persiana de la habitación. Es algo conmovedor.
Y el problema ya no es no poder seguir durmiendo desde las 6, no hombre no, éso es muy revitalizante.
El problema es que durante todo el día en el cual quieres salir a dar un paseo, a comprar, o simplemente a ver la calle desde tu ventana, te encuentras con un eclipse solar continuo provocado por unas preciosas nubes grises. Y cuando menos lo necesitas, brilla con todo su esplendor.
Y yo me pregunto si no habrá nadie ahí arriba que mueva los hilos y que sea un poquito mala persona...
Hoy es mi último día en Irlanda pero ayer fue mi último día de clases. Me hice fotos con mis tres profes, y les llevé cruassantitos hechos por mi el día antes. Y las notas ya me las habían dado, eh, fue un acto totalmente altruista. Punset estaría orgulloso de mi.
Hasta ayer no creí que hubiera merecido la pena hacer el curso. Pero cuando pude descambiar un sombrero en una tienda, pagado con tarjeta, que me devolvieran el dinero en la tarjeta, y luego pagar otra cosa, todo ello en una de estas tiendas que parece que los empleados necesiten una mejor marca de tiempo que Usain Bolt en los Olímpicos, y con un inglés semejante al castellano de las chonis de Fuenla, entonces ahí fue donde me di cuenta que sí, que lo habíamos logrado.
Y no sólo éso, también entendí una bromita de un cajero del spar super simpático que me felicitó por mi saludable compra para un viernes por la tarde: 3 yogures.
Vamos, que estoy que me salgo. Si hoy consigo entender a los del aeropuerto, pido el traslado de la UOC para la mismísima Oxford (incluso bromeando me entran escalofríos al poner juntas las palabras UOC y traslado).
Y poca cosa más, que me voy a acabar de hacer la maleta, y que espero que mi siguiente publicación sea ya desde casita, con unos reconfortantes 35 grados a la sombra.
Antes de acabar, quería dedicarle unas palabras a mi hermano. Ya que le copié la idea de crear un blog, también le copiaré su táctica de, cuando empiece a flojear el blog, márcate una entrada emotiva y todo el mundo responderá con unos "ohhhh, qué bonito", "me he emocionado" que reflotarían hasta al MS-DOS.
Pues bien, allá vamos:
Rulito. No sé cómo darte las gracias por esta experiencia tan importante y bonita que me has regalado. A veces cuesta coger el camino correcto en la vida, aceptar qué te conviene más para crecer como persona.
Tanto si cuesta porque no sabes qué es mejor para ti, como si cuesta porque lo sabes, pero no resulta fácil aceptarlo, es importante tener personas a tu alrededor que, directa o indirectamente, te impulsan y te llevan de la mano hacia allí.
Para mi éso es sentirse querido, y yo tengo la suerte de sentirme así prácticamente cada día de mi vida.
Y, en este caso, haber aceptado hacer este curso, pasar 5 semanas en Irlanda, etc. ha sido, claramente, una gran decisión, que sin tu ayuda hubiera sido imposible tomar. Porque para tomar decisiones, primero necesitas las oportunidades, y tú estás siendo últimamente una fábrica de oportunidades para mi aprendizaje vital.
Algunas veces aceptas la mano de quien te quiere ayudar, y otras veces no. Sentirse querido es encontrar siempre una mano, pero querer es saber aceptar que alguien rechace tu mano alguna vez.
Y por éso es mucho más difícil y desagradecido querer que dejarse querer.
Y cómo yo sé que tú me quieres mucho, quería aprovechar esta oportunidad para darte las gracias, no por las veces que he aceptado tu mano, tu ayuda, como en esta ocasión, sino por las veces en las que te la he rechazado, y por tu persistencia de, una vez más, volver a intentar dármela.
Sé que no es fácil aceptar que alguien a quien quieres toma decisiones que, desde tu punto de vista, son erróneas o perjudiciales. A mi me pasa contigo constantmente. Pero también sé que lo fácil sería abandonar, dejar de preocuparse y aceptar demasiado fácil que el otro haga lo que quiera hacer, sin pedir explicaciones.
Pero tú resistes, y te lo agradezco mucho.
Gracias por este bonito mes en Irlanda, que recordaré toda la vida. Gracias por tu generosidad, atención, preocupación y cuidados.
Y gracias, una vez más, por seguir siendo mi hermano, cosa que no depende en absoluto de compartir la misma sangre.
Te quiero.
Igual la lavadora no es muy buena, pero si tarda a lo mejor es por utilizar siempre la secadora, que además según ha descubierto mamá es la que causa las arrugas en la ropa.
ResponderEliminarLeído en voz alta a tu hermano, tu agradecimiento, nos causa mucha alegría y satisfacción vuestra relación como hermanos.
Estamos muy contentos de que hayas conseguido sacar buen provecho del curso y de toda tu experiencia en Irlanda.
Tu también te has enriquecido como persona y eso se nota, y se agradece. Enhorabuena!!