Pues éso, que ya ha pasado mi último fin de semana en Dublín y sin darme cuenta, snif, snif. Aunque ha sido a lo grande y he disfrutado un montón.
El sábado por la mañana, compritas por Henry St. Me cundió bastante. Supongo que esta semana antes de irme volveré alguna tarde, pero, si no, ya está, me despedí en condiciones de la super calle peatonal de tiendas. Para quien no lo sepa todavía, en Dublín hay taaaaaaaantas tiendas para chica como puedas imaginar, y no las típicas franquicias internacionales tipo zara. Me encanta.
Después vuelta a casa, comer, hablar con fathers in law y fathers a secas, y prepararme para ir a una fiesta. Ya en un principio no las tenía todas conmigo, pero cuando me dijeron que tenía que comprarme algo estrafalario para poder ir, tipo sombrero, peluca o gafas...
Al final fui con un sombrero de paja, que me lo puse para entrar por la puerta y nunca más se supo. No me había estado 10 minutos haciéndome un recogido en el pelo para estropearmelo para ir con sombrero en una discoteca.
Total que el plan fue una pre-fiesta en una casa, y la fiesta en cuestión en un restaurante cerrado tipo disco.
La conclusión a la que llegué es que no todo el mundo está hecho para salir de fiesta y que hay toda una cultura y manual de conducta para salir por la noche que cada vez me queda más lejos.
Todo y así, me lo pasé bien el rato que estuve y me vine a casita en torno a las 2, osea que buena hora (para mi; para el resto, horario de abuela).
Domingo típico de anglosajona rica. No dormir hasta muy tarde porque una señorita no puede quedarse tantas horas en la cama (ésa es la versión oficial, la extraoficial es que en este puñetero país no se puede dormir hasta tarde porque a las 6 de la mañana entra luz de día por las inexistentes persianas).
Desayuno tranquilo y señorial (lo mismo de cada día, cereales y leche, pero bien ricos que estaban).
Brunch para comer: aquí sí que sí, huevos benedict, como una señorona. Básicamente es huevo escalfado sobre un panecillo, y entre las dos cosas espinacas (o jamón, pero en mi caso pedí con espinacas), acompañado de una salsa parecida a la mayonesa pero líquida y más buena, y calentita, con salmón ahumado de guarnición. Muy muy bueno.
Todo ello acompañado todo el rato del tiempo más esquizofrénico que puedas imaginar. Diluvio y sol; ahora ésto, ahora lo otro.
Luego vuelta casa, descansar un poco, porque todo el mundo sabe que las señoronas anglosajonas ricas viven en un estrés contínuo.
Y después a merendar al Queen of Tarts. Para quien no sepa lo que es, lo resumiré en que es una cafetería mítica en Dublín, con especialidad en tartas, las mejores que he probado en toda mi vida, especialmente la carrot cake. Espectacular.
Yo me pedí una de chocolate, buenísima, con un tanque de café con leche, muy bueno pero tanque al fin y al cabo. Aquí lo de tacita de café no lo entienden mucho.
Vuelta a casa, mirar una peli en inglés, "En el nombre del padre". Yo ya la había visto, pero mi hermano no, osea que era una buena oportunidad para volver a verla en inglés. Me encantó exactamente igual (o aún más porque en VO siempre disfruto más) que la primera vez.
Y después a dormir. Básicamente éste ha sido mi fin de semana. Mencionando que el taxista que me trajo el sábado por la noche a casa me cobró de menos, ha sido un finde redondo.
Ahora ya a encarar la última semana de curso, porque el sábado que viene vuelvo al hogar, ducle hogar...
p
ResponderEliminar